martes, 13 de agosto de 2013

ELLA

Ya no hay un suspiro al lado de mi almohada, uno que me caliente el alma y me acaricie como nadie.
Ya no está la morena con sus curvas entre las sabanas ni su cuerpo en mi lado de la cama; ya no, ya no está ella con su cara limpia en la mañana.
Si ella volviera!! ay si ella volviera!! sería sólo para castigarme con su tersa piel que tanto me gustaba... tanto tanto me gustaba. No volverá.
Además, ella ya no existe en mi vida; solo es un recuerdo vago que aún guardo con su forma en la otra cama.
Ya la dejé de llorar, la dejé de sufrir y la dejé de amar. La dejé de amar cuando la vi salir de una puerta que nunca pensé llegaría a entrar.
Ahí se acabó la historia de amor que siempre contaba en las veladas.
Ella era perfecta para realizar mi deseo de morir viejo y enamorado. De sentar a nuestros nietos en las piernas y contarles un sin fin de historias y reír con ellos.
Quise amarla para siempre, quise morir con ella, quise morir junto a ella...
Ella, ella sin pensarlo me mató.

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